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HEMATOLOGÍA FORENSE

Parte de la medicina legal que se encarga de la tipificación de las manchas de sangre encontradas en el lugar de los hechos, es el estudio de la sangre aplicado a la criminalística en Morfología, Serología y Bioquímica de la sangre.


La Hematología Forense abarca todos los aspectos, tanto reconstructor, como identificador, en el terreno no solo policial, penal, sino que, además, el civil, por los problemas relacionados con la filiación.


OBJETIVOS DE LA HEMATOLOGÍA FORENSE

La hematología forense ya como una aportación de la criminalística, se centra en el estudio de las "manchas" de sangre. Debemos entender como "mancha" cualquier maculación de cualquier indicio orgánico o inorgánicoy en el caso de la sangre, las manchas de la misma en la escena de un crimen le pueden permitir al criminalista determinar la sucesión de los hechos criminales lo que puede incluir factores como lo siguiente: •Punto de origen de la sangre

•La distancia entre el punto de impacto y el origen de la sangre

•Dirección y velocidad del punto de impacto

•Dirección y velocidad del origen de la sangre

•Número de golpes

•La dirección y velocidad de los mismos

•La posición de la víctima al momento del ataque

•Los movimientos después del hecho del atacante y de la víctima Como puede verse, la hematología forense dentro del área de toda la química forense que se aplica en la criminalística es uno de los aspectos que más información puede dar al criminalista aún incluso mucho antes de la intervención del laboratorio forense en lo que llamaríamos el análisis mecánico del hecho criminal.

Su finalidad es ayudar a describir y verificar a los victimarios, victimas y el presunto hecho delictuoso, así como la reconstrucción de los hechos.

HISTORIA DE HEMATOLGIA FORENSE

La hematología nace de la mano de Robert Boyle (científico) quién en 1684 publicó resultados de algunos experimentos que él había hecho con sangre humana al tratarla con alcohol, ácido y carbonato de potasio.


Entre sus conclusiones más recordadas en esta área fue el hecho de que describió la ceniza de la sangre como de un “color rojo ladrillo” sin embargo, nunca logró notar que esto se debía a la formación de óxido de hierro durante la combustión de la sangre En 1787, Menghini demostró que la sangre contenía hierro En 1861 el holandés Van Deen, observa que la hemoglobina no solo daba color a la sangre sino que también transportaba y liberaba oxígeno. Realizó también experimentos con plantas de Guayacó, en donde éstas se teñían de azul en contacto con la sangre y la trementina.

El alemán Schönbein, en el año 1863 observa que la hemoglobina tenía un fermento mediante el cual el peróxido de hidrógeno producía espuma blanca (debido a las catalasas que hidrolizan el agua oxigenada, liberando oxígeno y agua). En el año de 1904 Adler reporta su estudio sobre la prueba de la bencidina para la identificación de sangre, método que aún es utilizado por los forenses como prueba orientativa. En 1912 Takayama publicó un trabajo en el que exponía un procedimiento para detectar sangre por medio de los cristales de piridina-hemocromógeno. Prueba de precipitinas

1900, Uhlenhunth, descubre que inyectando sueros de animales o de conejo, obtenía del animal tratado un suero que se precipitaba, así al colocar sangre humana al conejo tratado al cabo de 4 semanas se obtenía otro suero que precipitaba solo con sangre humana. Este descubrimiento fue el más grande del siglo XX para la medicina forense y la criminalística. Paralelo a la prueba de precipitinas, en el mismo año, Karl Landsteiner, como producto de sus observaciones, determina que cuando la sangre de un individuo es mezclada con la de otro producía la formación de gránulos de forma irregular en la células rojas y descubre así la existencia de los grupos sanguíneos A, B y O.


La hematina, componente de la sangre fue obtenida por primera vez en 1826 por Tiedemman y Gmelin lo que represento un avance mayor para comprender la composición de la sangre ya que de ahí derivo que en 1831 se pudiera explicar que casi todo el hierro de la sangre está concentrado en este pigmento que es la ya famosa hemoglobina. La hemoglobina es una proteína de la sangre de color rojo, encargada del transporte de oxígeno. Los estudios para la individualización de la sangre desde el punto de vista genético, aplicado a fines forenses por medio de técnica electroforéticas, fueron hechos por Culliford de 1963 a 1967 y Benjamin Grunbaum desde 1964 continúa con esos estudios en la Asociación Californiana de Criminalística.


En el año de 1985, Alec Jeffreys, en inglaterra aplica por primera vez la técica de biología molecular para identificar a un presunto responsable de homicidio y violación, comprobando su culpabilidad por medio de fragmentos polimórficos de longitud variable, que se encuentran distribuidos en el ADN humano.


ESTRUCTURA DEL TEJIDO SANGUÍNEO

La sangre es considerada por numerosos autores como un tipo especializado de tejido conectivo compuesto de células, fragmentos celulares y una matriz extracelular líquida denominada plasma sanguíneo. Las células sanguíneas se clasifican en dos tipos: eritrocitos o glóbulos rojos y leucocitos o glóbulos blancos. La sangre también contiene fragmentos celulares denominados plaquetas. Los leucocitos se dividen a su vez en granulares: neutrófilos, basófilos y eosinófilos, y en agranulares: linfocitos y monocitos.




Los eritrocitos son los responsables de dar el color rojo a la sangre por su alto contenido en hemoglobina, una proteína que contiene hierro en su estructura. Su principal misión es la de transportar el oxígeno y el CO2. El eritrocito, en mamíferos, se puede considerar como una célula modificada para su función puesto que no posee núcleo y carece de mitocondrias y otros orgánulos celulares. Tienen una forma bicóncava de unas 7,5 µm, lo que le confiere mayor superficie de intercambio con el plasma sanguíneo. Los eritrocitos constituyen aproximadamente el 45 % del volumen sanguíneo.


Las plaquetas son pequeñas porciones de citoplasma sin núcleo. A microscopía óptica aparecen como estructuras pequeñas, de 2 a 5 µm de diámetro. incoloras o ligeramente basófilas. Contienen compartimentos membranosos en su interior que pueden ser de diferente tipos: gránulos específicos azurófilos densos, mitocondrias (una o dos por plaqueta), y vesículas/túbulos claros. También tienen gránulos de glucógeno. Su principal misión es cooperar en la aglutinación y coagulación sanguínea. Están presentes en los mamíferos, pero no en los vertebrados inferiores. Se forman mediante "desgajes" del citoplasma de unas células denominadas megacariocitos que se encuentran en la médula ósea.


Los leucocitos presentan núcleo y son incoloros en la sangre fresca. Su principal misión es la defensa del organismo frente a agresiones como los patógenos externos o alteraciones aberrantes internas. Esta función la realizan fuera de la propia sangre puesto que tienen la capacidad de atravesar la pared vascular y actuar en los tejidos dañados. Realmente utilizan el sistema circulatorio para desplazarse por el organismo. Los leucocitos presentan en su citoplasma granos de dos tipos, azurófilos o primarios, que son lisosomas, y específicos o secundarios de contenido variado. Los glóbulos blancos se clasifican en granulares y agranulares. Todos tienen granos azurófilos pero los granos específicos son característicos de los granulares.


Los leucocitos granulares son los neutrófilos, eosinófilos y basófilos , mientras que los no granulares son los linfocitos y los monocitos. Los neutrófilos son los leucocitos granulares más abundantes y representan el 60-70% de todos los leucocitos. Se reconocen fácilmente por su núcleo multilobulado. Presentan gránulos azurófilos, pero en mayor cantidad granos específicos con un contenido en lisozimas, activadores del complemento, colagenasas, etcétera. Son uno de los principales tipos celulares que intervienen en la defensa frente a las infecciones bacterianas. Los eosinófilos representan del 2 al 5% de la población leucocitaria. Su núcleo es bilobulado y en su citoplasma los granos específicos se caracterizan por su fuerte apetencia por colorantes ácidos como la eosina. Estos granos poseen proteínas de carácter básico como la proteína básica mayor y la proteína catiónica eosinófila, las cuales intervienen en la lucha contra las infecciones parasitarias, además de histaminasas encargadas de neutralizar la acción de la histamina en reacciones alérgicas.


Los basófilos son los leucocitos granulares menos abundantes y más pequeños, representando el 0.5% del total. Su núcleo es poco lobulado. Se caracterizan por poseer granos específicos que se tiñen con colorantes básicos como la hematoxilina. El contenido en heparina e histamina de sus granos específicos, así como la presencia en su membrana plasmática de receptores para las immunoglobulinas E, hace pensar que actúan en el tejido conjuntivo en cooperación con las células cebadas o mastocitos.


Los leucocitos agranulares carecen de granos específicos en su citoplasma pero sí presentan una escasa población de granos inespecíficos. Los linfocitos son tras los neutrófilos los leucocitos más abundantes, representando del 20 al 35 % de las células sanguíneas. Son células pequeñas, aunque se puede encontrar una cierta variabilidad en su tamaño, lo cual parece no estar relacionado con los diferentes tipos de linfocitos.


Los dos grandes grupos de linfocitos son los B y los T. Ambos principales responsables de las respuestas de defensa inmune del organismo. Los otros leucocitos agranulares son los monocitos. Éstos se caracterizan por tener un tamaño grande en los frotis sanguíneos y por presentar un núcleo arriñonado. Los monocitos contribuyen a las respuestas de defensa del organismo, abandonando la sangre y desplazándose al lugar de la infección o daño, donde se convierten en macrófagos.


El plasma es el componente fluido de la sangre y representa más de la mitad del volumen sanguíneo. Está formado por multitud de moléculas, desde iones hasta proteínas voluminosas. Es el principal medio de transporte de nutrientes y productos de desecho.

TÉCNICAS PARA LA BÚSQUEDA DE MANCHAS DE SANGRE

Las manchas de sangre son, en ocasiones, fácilmente localizables por su abundancia o por su contraste con el soporte en el que se encuentran. Sin embargo, otras veces no resulta tal sencilla su localización por hallarse en cantidades mínimas, alojarse sobre un soporte que dificulte su descubrimiento o confundirse con otro tipo de manchas. Seguidamente se van a indicar algunas técnicas que facilitan su localización:

  • Preferentemente se buscarán en la propia víctima o en lugares y objetos próximos a ella. Deben buscarse, también, en estancias distintas donde fue hallada la víctima o se presupone que acontecieron los hechos.


  • La sangre, como todo líquido, es capaz de introducirse por cualquier pequeña grieta y quedarse depositada en espacios imposibles de ser limpiados por el autor del delito tras su comisión. Por ello, si se sospecha de un punto concreto donde debiera haber manchas hay que mirar en las juntas separadoras de materiales y piezas allí existentes y sus minúsculos rincones.


  • Auxiliarse de una linterna, proyectando un haz de luz oblicuo variando el ángulo de incidencia. Se puede colocar en ella un filtro de luz amarillo para que la sangre resalte con mayor claridad


  • Es recomendable utilizar una lámpara ultravioleta, dado que esta clase de luz provoca una fluorescencia característica sobre los residuos orgánicos. Si se hace esto es necesario oscurecer antes la zona todo lo posible.

  • Las manchas de sangre no desaparecen fácilmente y aunque traten de limpiarse tienden a dejar algún rastro de su presencia allí. Eso sucede, por ejemplo, con las manchas lavadas, las cuales se pueden percibir utilizando luz infrarroja.


  • Un reactivo muy usado para localizarlas es el luminol, el cual se suele aplicar en forma de spray. El luminol hace reaccionar las manchas de sangre a la luz ultravioleta.


  • Con el paso del tiempo la sangre pierde su brillo natural y se oscurece, llegando a un color casi negro que puede llevar a confundirla con algún tipo de óxido, café, pintura o cualquier otra sustancia similar. En estos casos hay que emplear un reactivo que confirme rápidamente si la mancha es o no de sangre.

METODOLOGÍA GENERAL PARA LA INVESTIGACIÓN CRIMINALÍSTICA DE LAS MANCHAS DE SANGRE


Dentro del trabajo pericial en química forense, encontramos la búsqueda e identificación de indicios, entre los que frecuentemente se producen durante la comisión de diversos delitos, las manchas de sangre ocupan un lugar preponderante; de ahí la importancia de efectuar sobre esta evidencia física un estudio eficiente, que sea de verdadera utilidad para el esclarecimiento de los hechos que se investigan.

Las manchas que se encuentran en objetos y/o personas, se analizan desde varios puntos de vista: la búsqueda, la caracterización, e identificación de la misma, es decir observar paso a paso si la mancha es sangre o no, en primer lugar, luego de investigar si la mancha es humana o no, posteriormente investigar su grupo sanguíneo y finalmente realizar una prueba de ADN, con lo cual será completado el trabajo de la investigación.

Como parte de la investigación se habrá de hacer la comparación del ADN de las personas sospechosas de un crimen o simplemente la comparación para otros propósitos extra judiciales.

Lugares donde es posible encontrar manchas de sangre en una escena del crimen:

  • La ropa de la víctima (anverso, reverso, puños, bolsillos, interior de las mangas, costuras, repliegue subunqueal, etc)

  • Suelo

  • Paredes

  • Picaportes de puertas y ventanas

  • Barandilla de las escaleras

  • Tiradores

  • Armas

  • Bordes de las mesas

  • Agua de lavado

  • Cuarto de aseo

  • Zócalos

  • Cortinas

  • Linterna

FORMA Y POSICIÓN DE LAS MANCHAS DE SANGRE

Los cuestionamientos básicos en torno a una mancha de sangre son:

  • ¿Es sangre?

  • ¿Es humana?

  • ¿De quién o quiénes es?

  • ¿De qué área anatómica es?

  • ¿Cuánto tiempo tiene esa mancha?

  • ¿Cómo fueron los hechos?

Por su origen

Las manchas sanguíneas provenientes de torrente arterial son de proyección a distancias considerables -hasta de 2 metros-, si no hay proyección, el escurrimiento sigue las leyes de la gravedad indicando la posición original del individuo. Si hay marcha las gotas secundarias indicarán la dirección del movimiento.


En la sangre del torrente venoso, el flujo sanguíneo escurre de acuerdo a las leyes de gravedad. Si la víctima no cambia de lugar, llega a formar lagos. Igual en las arteriales, cuando la hemorragia hace caer la presión, la marcha produce manchas primordialmente primarias (una gota es primaria cuando es la primera que cae).

POR SU ALTURA Y ÁNGULO DE CAÍDA

Las manchas se dividen en:

  • Torrente

Se forman lagos en piso, mesas, cama, ...

  • Las deslizadas

Se producen cuando el herido se apoya en la pared y la sangre escurre.

  • Las de caída o proyección

Son lanzadas a distancia por impulso de la presión intravascular, movimientos o altura. Éstas se clasifican según el tamaño de la gota, la primaria es la primera gota que cae y choca con el piso o pared. La(s) secundaria(s): éstas derivan de la primaria y son más pequeñas, determinan la trayectoria de la gota. Las terciarias o crípticas son las más pequeñas y se originan a su vez de las secundarias. Éstas determinan el probable ángulo y distancia de producción.

  • Las de forma de chorro

Provienen de arteria, y en caída oblicua forma gotas primarias ovaladas, y las gotas secundarias, alargadas, forman masas o signos de admiración.

  • Las de impresiones

Éstas se comportan como un sello, el herido se apoya y deja dibujada la parte anatómica que recargó.

  • Las de estrías

Éstas se originan en un intento de querer limpiar la sangre

  • Las deslizadas

Se producen cuando el herido se apoya en la pared y la sangre escurre.

FORMA Y POSICIÓN DE LAS MANCHAS


El diámetro de una mancha solo tiene valor en la estimación de la distancia de caída cuando este es inferior a 1,5 metros. Más allá de este valor, la variación en el diámetro es demasiado reducido como para ser confiable.


El aspecto de los bordes de la mancha solo es verdadero cuando se tiene en cuenta las características de la superficie sobre la que ha caído la sangre.

Cuando las gotas caen perpendicularmente sobre una superficie lisa y horizontal a una distancia menor de 50 Cm, su forma es circular con los bordes lisos.


Cuando la altura está comprendida entre los 50 y 100 Cm, los bordes ya se presentan en forma festoneada; a una altura 100 y 150 Cm, los mismos bordes pero más aguzados. ("gotas satélites" a mayor altura).


Cuando las gotas caen verticalmente sobre un plano liso y oblicuo, las manchas se alargan, tanto más cuanto más agudo sea el angulo de la caída.

CLASIFICACIÓN DE LAS MANCHAS DE SANGRE

Clasificación de Simonin.

De acuerdo a esta clasificación las manchas de sangre pueden dividirse en:

MANCHAS DE PROYECCIÓN

Son las manchas que tienen forma de gota o de salpicadura.

MANCHAS DE CONTACTO

Son manchas que contienen huellas de manos, dedos, pies, glúteos u otras partes del cuerpo que previo a su fijación ya estaban cubiertas de sangre.

MANCHAS DE ESCURRIMIENTO

Tienen forma de regueros o charcos y usualmente quedan impregnadas en el lugar donde el cuerpo ha perdido la mayor parte de su volumen sanguíneo.

MANCHAS DE IMPREGNACIÓN

Son las manchas de sangre que de los cuerpos de las victimas pasan a plasmarse en objetos circundantes como muebles, alfombras, ropa, colchones, tierra, etc.

MANCHAS DE LIMPIEZA

Son las manchas de sangre que se encuentran en objetos que el victimario utilizo para quitar los rastros de sangre de su cuerpo, vestimenta o armas utilizadas. Casi siempre estas manchas prevalecen en paños o trapos que se utilizan para limpieza.


RECOLECCIÓN Y EMBALAJE DE LAS MANCHAS DE SANGRE

Recolección de derrame de sangre

1. Utilice una jeringa estéril o gotero estéril y pase la muestra a un tubo estéril para almacenar sangre, sin anticoagulante (tubo de ensayo con tapón color rojo).

2. Si no tiene una jeringa nueva, también puede absorber parte de la muestra mediante el uso de un trozo de tela estéril o bien puede usar aplicadores estériles secos (unos 4), los cuales se deben posteriormente ser colocados en un tubo estéril de acuerdo a lo estipulado en el punto anterior.

3. Levante una muestra control, repitiendo el procedimiento anterior, pero esta vez sobre un área de la misma superficie que no presente manchas de sangre. 4. Seque el material (torundas o trozos de tela) a temperatura ambiente y evitando el contacto con otras superficies. Para ello colóquelo en una plancha o cajas pequeñas de cartón estériles.

5. Coloque el material en tubos estériles sin anticoagulante ni aditivos (tapón rojo).

6. Rotule cada tubo con la fecha y hora, sitio de la recolección, nombre de las partes y el nombre de la persona que recolectó.

7. Embale, rotule y lacre cada tubo en un sobre de papel manila de tamaño apropiado, indicando claramente que el sobre contiene un tubo de ensayo con sangre.


Recolección de manchas secas de sangre


Levantamiento por raspado:

Esta técnica es aplicable sólo a manchas secas de sangre sobre objetos voluminosos o inamovibles.

1. Raspe la mancha con una hoja de bisturí NUEVA Y LIMPIA sobre una caja estéril. En caso de que al abrir el empaque se observe que la hoja está oxidada, descártela en un frasco para desechos de punzo-cortantes y utilice otra nueva.

2. Coloque el polvo en un tubo estéril sin anticoagulante (tapón rojo).

3. Rotule adecuadamente con la fecha y hora, sitio de recolección, nombre de las partes y el nombre de la persona que lo recolectó.

4. Levante una muestra control, repitiendo el procedimiento anterior, pero esta vez sobre un área que no presente mancha. Recuerde que debe cambiar la hoja del bisturí después de la recolección de cada muestra.

5. Embale, rotule y lacre cada muestra en un sobre papel manila de tamaño apropiado, indicando claramente que el sobre contiene un tubo de ensayo con sangre.


Levantamiento por cortado

1. Si el objeto manchado es muy voluminoso, y el material permite el uso de tijeras, proceda a cortar parte del material de soporte conteniendo la mancha y séquelo al aire. Si el tamaño de la muestra lo permite utilice una placa de petrí estéril. Use pinzas descontaminadas.

2. Coloque el material en un recipiente (bolsa o sobre de papel) limpio y seco.

3. Rotule adecuadamente con la fecha y hora, sitio de la recolección, nombre de las partes y el nombre de la persona que recolectó.

4. Levante una muestra control, repitiendo el procedimiento anterior, pero esta vez sobre un área que no presente manchas de sangre.

5. Objeto de gran tamaño manchados con sangre, deberán ser embalados con papel. Muestras pequeñas que se han secado, deben ser colocadas en placas plásticas pequeñas, o bien utilice tubos de ensayo estériles sin anticoagulante.

6. Embale, rotule y lacre cada muestra en un sobre manila de tamaño apropiado, indicando claramente que el sobre contiene un tubo de ensayo con sangre. En caso que utilice cajas, asegure la cubierta superior con cinta adhesiva, a fin de evitar que la muestra se salga.

Levantamiento por dilución


Este procedimiento debe ser aplicado para recolectar muestras que se encuentren sobre superficies porosas y que no permitan un raspado de las manchas.

Para efectuarlo se podrá utilizar: - Aplicadores húmedos con agua destilada o solución salina estéril ó - Trozo de tela estéril humedecido en agua destilada estéril o solución salina estéril (Use pinzas descontaminadas) ó - Hebras de hilo absorbente humedecido en agua destilada estéril o solución salina estéril (Use pinzas descontaminadas).

1. Frote el material de recolección humedecido sobre la mancha de sangre.

2. Seque el material antes de embalarlo en una placa estéril.

3. Coloque el material en tubos de ensayo sin anticoagulante (tubos de ensayo con tapón rojo).

4. Rotule adecuadamente con la fecha y hora, sitio de la recolección, nombre de las partes y el nombre de las partes y el nombre de la persona que recolectó.

5. Levante una muestra control, repitiendo el procedimiento anterior, pero esta vez sobre un área que no presente mancha.

6. Embale, rotule y lacre cada tubo en un sobre de papel apropiado, indicando claramente que el sobre contiene un tubo de ensayo con sangre


Recolección de manchas húmedas de sangre

Esta técnica es aplicable solo a manchas húmedas de sangre sobre objetos voluminosos o inamovibles.

1. Si el material de soporte lo permite corte con hojas de bisturí nuevas y estériles.

2. Por el contrario, el levantamiento se puede realizar utilizando: - Aplicadores estériles secos ó -Trozo de tela absorbente estéril (Use pinzas descontaminadas) ó - Hebras de hilo absorbente estériles (Use pinzas descontaminadas). 3. La hoja de bisturí debe descartarse una vez recortada la muestra.

4. Frote el material de recolección sobre la mancha de sangre. Utilice 3 a 4 aplicadores por mancha si esta es abundante; sino utilice solamente uno sin rotarlo.

5. Levante la muestra control, repitiendo el procedimiento anterior, pero esta vez sobre un área que no presente manchas de sangre y utilizando una hoja de bisturí nueva y limpia o un aplicador estéril.

6. Seque el material (torundas, hebras, trozo de tela o de soporte) en placas de petrí estériles antes de embalarlo.

7. Coloque las muestras en tubos de ensayo sin anticoagulante (tubos de ensayo con tapón rojo).

8. Rotule cada tubo con la fecha y hora, sitio de la recolección, nombre de las partes y el nombre de la persona que lo recolectó.

9. Embale, rotule y lacre cada tubo en un sobre de papel manila de tamaño apropiado, indicando claramente que el sobre contiene un tubo de ensayo con sangre.


HEMATOLOGÍA RECONSTRUCTORA

Se ocupa de la determinación e interpretación del mecanismo de producción de las imágenes. Cada mecanismo tiene imágenes sanguíneas propias que se ven alteradas cualquiera sea el factor que las produce por las características propias del soporte.


A través del estudio meticuloso de las imágenes sanguíneas se podrá obtener una información precisa de la forma en que se han producido los hechos. Se podrá determinar posición de la víctima y del agresor, los movimientos realizados en el sitio de suceso, características del traumatismo y violencia empleada, intensidad del traumatismo, arma empleada, movimientos ejecutados con ella, incluso señalar aproximadamente o descartar al autor del delito.


Las etapas fundamentales de la investigación se aplican a los rastreos herméticos tanto en recintos cerrados como abiertos. En recintos cerrados se inspeccionar cuidadosamente las entradas, salidas, techos, muebles, instrumentos del delito, sospechosos, cadáveres, servicios higiénicos, etc. En recintos abiertos se puede encontrar manchas de sangre en arbustos, piedras, pastos, hojas, en la tierra, etc.

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